miércoles, 21 de octubre de 2015

 
LA FEDERACION CENTROAMERICANA
 
¿Existían elementos comunes, compartidos, que permitieran, con posibilidades de éxitos, la unidad de las cinco provincias bajo la forma de gobierno republicana, federal? La respuesta tiende a ser negativa. Durante el largo período prehispánico nunca existió unidad política ni cultural. La Colonia impuso, burocráticamente, la unicidad pero un desarrollo desigual. En Guatemala, la más poblada y rica, radicaron las principales autoridades civiles y eclesiásticas. La nueva nación no podía ignorar el legado tricentenario, el resentimiento y suspicacia de los nuevos estados con respecto a Guatemala, sede de los grandes comerciantes monopolistas que compraban y vendían imponiendo precios a los productores y consumidores regionales. La diversidad étnica y lingüística persistía en las zonas indias y garífunas; hacía falta una red de caminos que conectara pueblos, villas y ciudades. Predominaba el sentimiento localista antes que la centro americanidad.
 
Los inicios
 
Tras alcanzar la segunda independencia, se procedió a elegir una Asamblea Constituyente con representantes de las cinco provincias, tomando en base su respectiva población. Para 1824 se calculaba que Centro América contaba con 1,287.491 habitantes. El modelo político escogido fue el de Estados Unidos, con su descentralización y división en tres poderes.

 La nueva nación surgió con una base económica débil: además de heredar deudas del régimen colonial y del período de anexión a México, se abolieron impuestos como el tributo, lo que redujo la base de ingresos gubernamentales. El contrabando disminuyó las rentas nacionales. Los impuestos recolectados por los estados en puertos distintos a Omoa, Trujillo y Gualán, debían ser remitidos al gobierno central pero frecuentemente permanecían en las arcas estatales. Los déficits presupuestarios federales debieron ser cubiertos con cuotas aportadas por los estados, pero en varias ocasiones varios de ellos se declararon incapaces de cumplir con sus cuotas. Debido a esto, el Legislativo facultó al Ejecutivo para que negociara préstamos con bancos ingleses, por cinco millones de pesos. Uno de los bancos quebró en 1826 pero la deuda aumentó al no poderse amortizar lo efectivamente recibido: 375 mil pesos. Si bien dicho préstamo no fue pagado durante la existencia de la Federación, la deuda no empobreció el tesoro federal pero le costó a Centro América su crédito en tanto el préstamo no contribuyó al desarrollo económico.
 
La primera guerra civil, 1826-1829

El arresto del Jefe de Estado guatemalteco, Juan Barrundia, y la invasión a Honduras, la destitución y encarcelamiento de su gobernante, Dionisio de Herrera, desencadenaron la confrontación fratricida. En estas circunstancias apareció en la historia regional y continental Francisco Morazán (1792-1842), civil que por las circunstancias debió tomar las armas para restaurar la legalidad y emprender un programa de reformas que, como señaló el historiador mexicano Luis Chávez Orozco, fue el primer intento, cronológicamente, en Hispanoamérica.

La revolución morazanista, 1829-1839

Tras la captura de la ciudad de Guatemala por el Ejército Aliado Protector de la Ley, Morazán y la primera generación liberal iniciaron un conjunto de medidas que buscaban la modernización social y económica, cultural y política, a tono con las corrientes liberales de la época prevalecientes en Europa Occidental y Estados Unidos. El avance y consolidación de Centro América por la vía capitalista, bajo la dirección de sectores medios, era la ardua meta deseada.

Las autoridades estatales destituidas fueron restauradas, restableciendo así la constitucionalidad. El Congreso Federal inició sesiones nombrando como Presidente Federal provisional a José Francisco Barrundia. Morazán se abstuvo de impulsar su candidatura, a pesar de estar en el pináculo de su gloria, contando con el respaldo de soldados, intelectuales, sectores comerciales. Pero también fue adversado por otros centroamericanos opuestos al mañana y anclados en el ayer colonial.

Las elecciones presidenciales llevadas a cabo en 1830 favorecieron a Morazán por sobre Valle. Se iniciaba la aplicación del programa reformista. Empero, formidables obstáculos aguardaban.


Relaciones Iglesia-Estado

La deportación de la alta jerarquía eclesial guatemalteca, la confiscación de sus propiedades, la extinción de las órdenes monásticas masculinas, la subordinación del poder eclesial al civil, la libertad de cultos garantizando protección a todas las denominaciones, la prohibición del pago del diezmo, la declaratoria del laicismo en la educación, debilitaron el secular poder y riqueza institucional de la Iglesia, al igual que la supresión de los tribunales civiles, contando con sus propias cortes para juzgar a sus miembros. Estos derechos especiales, corporativos, chocaban con la concepción jurídica liberal de la igualdad ante la ley. Hubo eclesiásticos que secundaron a Morazán, entre ellos el hondureño Francisco Antonio Márquez (1786-1842), quien mocionó en 1830 para que los sacerdotes seglares pudieran casarse y sus hijos heredar.

La tenencia de la tierra

La política agraria liberal alienó al campesinado debido a la firma de contratas con empresarios ingleses para explotar y colonizar la región norte y oriental guatemalteca con inmigrantes europea, protestantes, ofreciéndoles como aliciente tierras nacionales y comunales bajo la forma de lotes de propiedad privada. Ese descontento agrario fue manipulado por conservadores y sacerdotes para indisponer a la población rural, india y mestiza, en contra de las autoridades en pos del derrocamiento del gobierno y el fin del reformismo.

Relaciones con Gran Bretaña

El interés inglés en Centro América radicaba en la posición geo- política del istmo y lo angosto de su territorio, lo que hacía factible la construcción de un canal interoceánico. Tanto Valle como Morazán deseaban que fueran los centroamericanos los que lo construyeran y no naciones extranjeras. Pero esto chocaba con el deseo angloestadounidense por dominar tal ruta acuática. Para 1821 Inglaterra controlaba Belice y ejercía influencia sobre La Mosquitia.

Epílogo

El descontento agrario fue manipulado por los conservadores y sacerdocio para indisponer a la población india y mestiza contra los liberales, éstos se dividieron: unos apoyando y otros adversando al Jefe de Estados de Guatemala, Mariano Gálvez (1831-1838). Pese a que las tropas federales, dirigidas por Morazán, derrotaron en varias ocasiones a los alzados no lograron alcanzar una victoria decisiva. Morazán fue derrotado por carrera en 1840, retorno a El Salvador y de aquí al exilio panameño (redactando en David sus memorias y el manifiesto en que defiende su actuación política) y peruano. Ante el pedido de ayuda formulado por Nicaragua y Costa Rica, tras haber ocupado Inglaterra la costa Mosquitia y las Islas de la Bahía regresó a Centro América.
 
 

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